Calingasta
23-01-2010 01:28:24
Otros caminos, la misma chapa
Del Tambolar a la Quebrada de las Burras, del precipicio a la altura, la clásica del ciclismo de ruta ya es una carrera diferente. Historia de una prueba que se permitió cambiar radicalmente
Ni mejor, ni peor. Diferente. La Doble Calingasta-Gran Premio DIARIO DE CUYO está considerada la clásica de las clásicas del ciclismo de ruta local y a pesar de que cambió radicalmente, aún hoy todos quieren ganarla. La carrera que este fin de semana disputará su 58va. edición comenzó a correrse allá por 1941 y se hacía por la ruta 12, la de las 1.000 curvas, el Tambolar y el precipicio. Pero por el estado del camino y la construcción del dique, desde el año 2002 la competencia fue cambiando y hoy la Doble Calingasta se corre por la Quebrada de las Burras. En ambos casos, está la montaña de por medio y el ascenso, pero para los especialistas, son dos carreras distintas.
La Doble Calingasta que se corría por la ruta 12 tenía su mística y fue por ese camino que se ganó su fama. Se largaba en San Juan y ya desde el Cerro Blanco empezaban las emociones. La aventura de correr por la 12 se basaba en el hecho de dominar un camino sinuoso, de pendiente, con el cerro de un lado y el precipicio del otro. Y no sólo eso, en sus primeras ediciones se corría mayoritariamente sobre ripio. "Se sufre mucho en el colchón de ripio", era una de las frases más recordadas de Hugo Blanco, el primer ganador de la clásica, quien tardó 10h.25m.17s. en completarla.
Después vino el pavimento, pero esta siempre fue una ruta caracterizada por los cortes por crecientes y material desprendido del cerro. "Era imposible no pinchar. Los cortes eran todo un desafío. Siempre llegabas al Tambolar con tres o cuatro pinchaduras. Eso, sin dudas, también hacía especial a esta carrera", contó Daniel Pitufo Castro, ganador en 1987 y hoy técnico del equipo Piquetero.
Y sí, estaba el Tambolar. El símbolo de la Doble Calingasta por la ruta 12. El Tambolar definía carreras. A 65 kilómetros de la largada o a una hora y media del final, eran unos 4 kilómetros de subida letal y descenso feroz. En ascenso, implicaba ir hasta casi los 1.300 msnm y un buen escalador tardaba entre 7 y 8 minutos en subir. En descenso, era bajar a más de 80 km/h, en donde el ciclista también mostraba sus dotes para domar las curvas y contracurvas a toda velocidad, sin pasar de largo a través del guard rail (como sucedió varias veces, pero sin lamentar víctimas). Sin dudas, había que tener nervios de acero.
"El protagonismo lo tenía el camino. Era el cerro y el precipicio, la ruta finita y cientos de curvas. Era más corta que ahora, pero más difícil. Tenías que estar bien físicamente y además tener suerte. Sin esas cosas, no ganabas", recordó Ernesto Fernández, ahora DT y ganador en 1984.
Los cambios
Desde el 2002, el club Del Bono, el organizador, comenzó a afrontar grandes problemas por el estado del camino y por la construcción del dique Los Caracoles, que un año antes había obligado a los ciclistas a correr por los desvíos que había hecho la empresa. En 2002, el camino directamente estaba cortado y por eso se disputó por primera vez por la Quebrada de las Burras.
Al año siguiente se usó la ruta 12, pero ya con neutralización entre Pachaco y el Control, y nadie sabía que esa iba a ser la última vez de la clásica por el mítico camino.
En 2004 se suspendió por el estado del trayecto, en febrero de 2005 volvió por la Quebrada de las Burras y en diciembre de ese año, pero ya en la temporada 2005/06 repitió el trayecto, siempre con largas y complicadas neutralizaciones.
Por entonces, aún permanecía en la mente de dirigentes y ciclistas la posibilidad de volver a la ruta 12. En 2007, la clásica se volvió a suspender por el estado de los caminos y al año siguiente, el Del Bono anunció que la Doble Calingasta se iba a correr definitivamente por la Quebrada de las Burras. En tanto, el año pasado por primera vez se hizo una etapa, la vuelta, de un solo tirón, como se mantendrá este fin de semana.
"Yo no corrí por la ruta 12, pero ir por la Quebrada es más duro que el Tambolar. Porque la Quebrada es más alta (NdR: 2.200 msnm contra 1.299 msnm del Tambolar), porque ahora es más largo, unos 60 kilómetros. Por lo que me dicen, antes era dura por los cortes, los pinchazos y esas cosas, pero ahora la carrera se hizo para gente muy bien preparada, que escala bien y que aguanta el tipo de terreno", dijo Claudio Flores, el ganador de la edición 2009.
Viejo, nuevo, mejor, peor. Lo cierto es que muy pocas carreras se han permitido semejantes cambios y mantener su prestigio. Y la Doble Calingasta es una de ellas.
www.diariodecuyo.com.ar